La frontera

Salí temblando de aquel lugar

donde las noches

no tienen un final

subí a mi auto listo a navegar

prendí las luces y

el motor eché a andar

me di una vuelta

como un ladrón

y escapé de la estación.



Traía los nervios

como un papel

y unas gafas

para el ojo tapar

así llegar a la

frontera y cruzar

pues esa tarde

no había que fallar

más de repente y sin mirar

una patrulla me

empezó a gritar

detenga el auto para revisar

y su altavoz me

ordenaba parar.



Más de repente no hice caso



Me dije, me la tengo que jugar

tomé el volante,

mi mente y mi corazón

se sentía salir, pero dije

no tengo que fallar

tengo que arriesgarme

y lo que hice fue

acelerar, acelerar, acelerar...