Tu cobardia
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Letra de la canción Tu cobardia
Aunque quisieras,
no puedes tú más daño hacerme ya,
porque en mi alma no cabe otra herida, es por demás.
Yo no esperé este final,
qué amarga hiel la que he bebido,
porque tenÃas que pagar tan mal
a quien más te ha querido.
Aunque quisieras
que el fuego me quemara las entrañas,
y que mis ojos volvieran a llorar por ti otras lágrimas,
fracasarÃas porque mi corazón se hizo de piedra,
tu cobardÃa me enseñó que fuerte al dolor me hiciera.
No, tú no puedes otra vez hacerme daño,
he curado las heridas de tu engaño,
aunque quieras no me puedes lastimar.
No, ni siquiera de mentiras tú lo intentes,
acercarte a mÃ, pues tenlo bien presente:
Me las debes, y me las puedo cobrar.
¡Chiquitita!
Aunque quisieras
que el fuego me quemara las entrañas,
y que mis ojos volvieran a llorar por ti otras lágrimas,
fracasarÃas porque mi corazón se hizo de piedra,
tu cobardÃa me enseñó que fuerte al dolor me hiciera.
No, tú no puedes otra vez hacerme daño,
he curado las heridas de tu engaño,
aunque quieras no me puedes lastimar.
No, ni siquiera de mentiras tú lo intentes,
acercarte a mÃ, pues tenlo bien presente:
Me las debes, y me las puedo cobrar.
¡Chiquita!, ¡Y ahà te dejo esta mamacita!
no puedes tú más daño hacerme ya,
porque en mi alma no cabe otra herida, es por demás.
Yo no esperé este final,
qué amarga hiel la que he bebido,
porque tenÃas que pagar tan mal
a quien más te ha querido.
Aunque quisieras
que el fuego me quemara las entrañas,
y que mis ojos volvieran a llorar por ti otras lágrimas,
fracasarÃas porque mi corazón se hizo de piedra,
tu cobardÃa me enseñó que fuerte al dolor me hiciera.
No, tú no puedes otra vez hacerme daño,
he curado las heridas de tu engaño,
aunque quieras no me puedes lastimar.
No, ni siquiera de mentiras tú lo intentes,
acercarte a mÃ, pues tenlo bien presente:
Me las debes, y me las puedo cobrar.
¡Chiquitita!
Aunque quisieras
que el fuego me quemara las entrañas,
y que mis ojos volvieran a llorar por ti otras lágrimas,
fracasarÃas porque mi corazón se hizo de piedra,
tu cobardÃa me enseñó que fuerte al dolor me hiciera.
No, tú no puedes otra vez hacerme daño,
he curado las heridas de tu engaño,
aunque quieras no me puedes lastimar.
No, ni siquiera de mentiras tú lo intentes,
acercarte a mÃ, pues tenlo bien presente:
Me las debes, y me las puedo cobrar.
¡Chiquita!, ¡Y ahà te dejo esta mamacita!