Carrera contra la muerte
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Letra de la canción Carrera contra la muerte
Quiso ganarle a la muerte,
quiso ganar la carrera
tres años sin verla
y no la alcanzó.
En una cruz de madera
colgó los zapatos blancos
que el día de la boda
el le prometió.
Alzó los ojos al cielo
y le gritaba: Te quiero,
soy el extranjero
que al fin regresó.
Te traigo mucho dinero.
Dice la gente del pueblo
que de tanto quererlo
ella se murió.
Debajo de su retrato
tendió su vestido blanco
y ahogado en el llanto
su voz se escucho.
Si cuando pedí tu mano;
llegamos casi desnudos
hasta el altar de la iglesia
y yo arrastrando mi orgullo.
Recuerdo que por ser pobres
no pudimos tener fiesta;
tú querías vestido blanco
y yo te lo prometí.
Aunque tarde ahí te lo dejo,
ojala que en la otra vida
el mundo sea, sea mas parejo
porque yo sin tu cariño.
¡No me moriré de viejo!
Otro día por la mañana
se levantó el extranjero,
su niño y su perro
y se despidió.
Con gran dolor vio la tierra
donde vivió su miseria
y por culpa de ella
su amada murió.
Al paso de su caballo
iban rezando un rosario
por el novenario
de la que adoró.
En la ladera del cerro
se oyó cantar un jilguero,
dicen que del cielo
ella les cantó.
Quiso ganarle a la muerte,
quiso ganar la carrera
tres años sin verla
y no la alcanzó.
quiso ganar la carrera
tres años sin verla
y no la alcanzó.
En una cruz de madera
colgó los zapatos blancos
que el día de la boda
el le prometió.
Alzó los ojos al cielo
y le gritaba: Te quiero,
soy el extranjero
que al fin regresó.
Te traigo mucho dinero.
Dice la gente del pueblo
que de tanto quererlo
ella se murió.
Debajo de su retrato
tendió su vestido blanco
y ahogado en el llanto
su voz se escucho.
Si cuando pedí tu mano;
llegamos casi desnudos
hasta el altar de la iglesia
y yo arrastrando mi orgullo.
Recuerdo que por ser pobres
no pudimos tener fiesta;
tú querías vestido blanco
y yo te lo prometí.
Aunque tarde ahí te lo dejo,
ojala que en la otra vida
el mundo sea, sea mas parejo
porque yo sin tu cariño.
¡No me moriré de viejo!
Otro día por la mañana
se levantó el extranjero,
su niño y su perro
y se despidió.
Con gran dolor vio la tierra
donde vivió su miseria
y por culpa de ella
su amada murió.
Al paso de su caballo
iban rezando un rosario
por el novenario
de la que adoró.
En la ladera del cerro
se oyó cantar un jilguero,
dicen que del cielo
ella les cantó.
Quiso ganarle a la muerte,
quiso ganar la carrera
tres años sin verla
y no la alcanzó.